Idilio Muerto

Idilio Muerto

Qué estará haciendo esta hora mi and­ina y dulce Rita
de junco y capulí;
ahora que me esfixia Bizan­cio, y que dor­mita
la san­gre, como flojo cognac, den­tro de mi.

Dónde estará sus manos que en acti­tud con­trita
planch­a­ban en las tardes blan­curas por venir;
ahora, en esta llu­via que me quita
las ganas de vivir.

Qué será de su falda de franela; de sus
afanes; de su andar;
de su sabor a cañas del lugar.

Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje
y al fin dirá tem­b­lando: “Qué frío hay… Jesús”.
Y llo­rará en las tejas un pájaro salvaje.

De codos yo en el muro,
cuando tri­unfa en el alma el tinte oscuro
y el viento reza en los ramales yer­tos
llan­tos de que­nas, tími­dos, incier­tos.
sus­piro una con­goja,
al ver que en la penum­bra gualda y roja
llora un trágico azul de idil­ios muertos!

Leave a Reply